
En 1855 a los ocho años y medio Edison entra a la escuela. Después de tres meses de estar asistiendo, regresó a su casa llorando, informando que el maestro lo había calificado de alumno "estéril e improductivo". Es imposible establecer si Nancy Edison tomó muy en serio la opinión del maestro o si pensó que ella era mejor que el profesor de su hijo. El caso es que Edison recordó durante el resto de su vida el resultado del dichoso incidente.
En 1859 empezó a vender diarios en el tren matutino que iba de Port Huron a Detroit, así como verduras, mantequilla y moras. En Detroit el tren hacía una parada de seis horas, las cuales aprovechaba pasándolas en el salón de lectura de la Asociación de Jóvenes (después Biblioteca Gratuita de Detroit). Ahí, comenzaba por leer el primer libro que se encontraba en el anaquel inferior y seguía por orden con los demás hasta terminar con toda la hilera.
Edison no sólo no quedaba satisfecho con leer, sino que comenzó a probar diferentes experimentos basándose en lo que leía en los libros de Ciencia. Utilizaba un vagón vacío como laboratorio, y luego para poner ahí una prensita de mano que se agenció cuando un amigo del Detroit Free Press le regaló algunos
tipos. El resultado fue inmediato: el Grand Trunk Herald, semanario del que Edison tiraba cuatrocientos ejemplares.
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