Hijo de Samuel Ogden Edison, Jr. (1804-1896) y Nancy Matthews Elliott (1810-1871), sus familiares emigraron de Ámsterdam
en la década de 1831 y se establecieron en el río Passaic, en Nueva
Jersey. John Edison, el abuelo del inventor, se alistó en el bando de
los británicos durante la Guerra de Independencia
y, a final de la misma, tuvo que refugiarse en Nueva Escocia. Después
de un tiempo se trasladó a Canadá para residir en Bangham, en la zona
del lago Erie.
Cuando estalló la rebelión canadiense en el año de 1837, Samuel Edison
(padre del inventor) se unió a los insurgentes. Una vez más la familia
se vio obligada a huir a los Estados Unidos.
En 1840
Samuel Edison estableció una pequeña maderería en Milan, Ohio. Antes de
que la familia se estableciera en Milan, su esposa Nancy, una canadiense
de ascendencia escocesa, había tenido cuatro hijos. Posteriormente tuvo
tres más, pero murieron tres de los primeros en la década de 1840 y los
sobrevivientes tenían catorce, dieciséis y dieciocho años cuando el 11
de febrero de 1847, la esposa de Samuel Edison dio a luz a su séptimo
hijo. Le llamaron "Thomas" por un antepasado de la familia, y "Alva" en
honor del capitán Alva Bradle.
En 1855 a los ocho años y medio Edison entra a la escuela. Después de
tres meses de estar asistiendo, regresó a su casa llorando, informando
que el maestro lo había calificado de alumno "estéril e improductivo".
Es imposible establecer si Nancy Edison tomó muy en serio la opinión del
maestro o si pensó que ella era mejor que el profesor de su hijo. El
caso es que Edison recordó durante el resto de su vida el resultado del
dichoso incidente.
En 1859
empezó a vender diarios en el tren matutino que iba de Port Huron a
Detroit, así como verduras, mantequilla y moras. En Detroit el tren
hacía una parada de seis horas, las cuales aprovechaba pasándolas en el
salón de lectura de la Asociación de Jóvenes (después Biblioteca
Gratuita de Detroit). Ahí, comenzaba por leer el primer libro que se
encontraba en el anaquel inferior y seguía por orden con los demás hasta
terminar con toda la hilera.
Edison no sólo no quedaba satisfecho con leer, sino que comenzó a probar diferentes experimentos
basándose en lo que leía en los libros de Ciencia. Utilizaba un vagón
vacío como laboratorio, y luego para poner ahí una prensita de mano que
se agenció cuando un amigo del Detroit Free Press le regaló algunos
tipos. El resultado fue inmediato: el Grand Trunk Herald, semanario del
que Edison tiraba cuatrocientos ejemplares.
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